lunes, 7 de septiembre de 2015

¿Hay amistad después de la ruptura? Siete de septiembre

  Hay amores difíciles de borrar. "Hay llamas que ni con el mar".

  Hoy, día 7 de septiembre, desde que me levanto y veo en la pantalla del móvil qué día es, tengo la canción titulada de esa manera sonando en mi cabeza. Recuerdo incluso que de pequeña, soñaba con casarme ese día para tener una canción que me recordara la fecha hasta la saciedad... Hasta que entendí que no se trata de un aniversario normal.

  Para aquéllos que no reconozcáis el título, se trata de la canción que Nacho Cano compuso pensando en una exnovia suya, con quien quedaba todos los años el día de su aniversario. Porque siguieron en contacto, a pesar de que su vida tomara caminos independientes. Y entonces, me planteo: ¿se puede ser amigos después de una ruptura?

  Cuando escucho esta canción, dudo. Por un lado, pienso que los buenos recuerdos pueden conservarse y esa persona a la que tienes tanto cariño (pero que dejó de ser la elegida) puede convertirse en alguien muy cercano e importante. Pero luego me paro a escuchar los versos en los que siguen buscando "con los ojos por si queda algo". Y, ya desde la propia opinión y experiencia, creo firmemente que necesitamos curarnos de la ruptura, y que para eso hace falta espacio, alejarnos física y emocionalmente de esa persona.

  Hace unos años, era algo más fácil. Con dejar de llamar a su casa y tirar las tres fotos de carrete que teníamos en el corcho, parecía suficiente. Ahora, tenemos a esa persona en las redes sociales, en las aplicaciones de mensajería instantánea, en fotos del móvil, de la tablet, del ordenador... E ir ignorando o eliminando cada uno de los recordatorios puede convertirse en una tarea difícil y dolorosa. Pero una tarea que, al fin y al cabo, hay que pasar.

  Para poder hacer cierre, hay que cerrar la puerta, al menos durante un tiempo. Porque no se trata solo de dejar de besarse y de denominarnos "pareja". Hay que reajustar todo lo que hemos sido y todo lo que hemos hecho, porque ya no se trata de lo mismo. Como decíamos ayer, las circunstancias han cambiado y ya no podemos pretender que haciendo lo mismo las cosas cambien de forma automática.

  En realidad... Ojalá fuera fácil cambiar el tipo de relación con una persona. Que fuera dar a un botón o marcar la casilla de 'soltero/a'. Sería más fácil desde luego para los matrimonios con hijos, que lo convierten todo en pelea; o para los grupos de amigos en los que de pronto una pareja se disuelve. Pero se trata de un proceso que lleva su tiempo, un proceso en el que hay mucho dolor y, por lo tanto, nos tenemos que escuchar y mimar a nosotros mismos, teniendo en mente el motivo de la ruptura y sabiendo que el dolor pasará. Y el enfado; que no se nos olvide que también puede que nos enfademos cuando dejamos una relación.

  Y cuando haya pasado esa temporada, quizá entonces podamos volver a ver a esa persona y construir algo desde otra base, mirando con otros ojos y sintiendo de otra manera. Puede que incluso, el tiempo nos haya hecho darnos cuenta de lo que queremos.

  Pero lo difícil es vernos cada día y seguir dudando cómo saludarnos:

“Y no sabemos si besarnos en la cara o en los labios.”
El 7 de septiembre, Mecano (1991)

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