La cuestión es que esos pequeños gestos son los que al fin y al cabo hacen que nos enamoremos a diario. Y éste es el objetivo que deberíamos perseguir en nuestra pareja: ver cada día algo (por pequeño que sea) que me acerque a mi pareja y me haga sentir que bien vale todos los esfuerzos que hago.
Imaginemos un jarrón cilíndrico. En ese jarrón, podríamos meter una gran roca que cupiera perfectamente: no sobresaldría por encima ni arañaría las paredes por dentro. La roca podría ser perfecta para el tamaño de ese jarrón. Por decirlo de alguna manera, cumpliría las expectativas. Pero inevitablemente, seguirían quedando huecos, porque los bordes no estarían aprovechados.
Sin embargo, si en lugar de una única piedra enorme, optamos por ir rellenando el jarrón con pequeñas piedras, aprovecharemos más el espacio, llegaremos a todos los rincones y podremos utilizar los huecos para ir metiendo otras piedrecitas de distintos tamaños hasta llenarlo. Puede que, si hemos elegido bien las piedras que ir metiendo, este jarrón llegue a pesar incluso más que en el que únicamente había cabido una roca.
Con los detalles en pareja ocurre algo parecido: podemos tener un jarrón preparado para aguantar el peso y el espacio de un gran detalle por parte de la otra persona, pero será mejor ir aprovechando y apreciando las pequeñas cosas para que el jarrón no termine por quedarse vacío. Pero además, no debemos olvidar esa búsqueda a lo largo del tiempo, ya que si llenamos el jarrón con el primer gran gesto que nos regale, quedarán huecos sin aprovechar.
Buscad vuestro guiños y vuestros momentos juntos. Incluso entre guijarros pueden caber pequeñas chinitas que nos encontremos por el camino. Y cuanto más peso haya en el jarrón... una mayor felicidad a largo plazo.
“Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad”.Pearl S. Buck (1892-1973), escritora estadounidense y Premio Nobel de Literatura en 1938