lunes, 25 de mayo de 2015

¿Y mis mariposas en el estómago?

 Un beso. Un cruce de miradas. Un roce cariñoso al pasar cerca. Un guiño rápido por la ventanilla del coche. Una caricia furtiva. Una frase que nos decíamos mucho cuando éramos novios...
  Cuando se trata de demostrar cariño, todo vale.

  En las parejas, se sigue un ciclo o una evolución (como en casi todo), que a veces nos hace dejar etapas mejores y pasar unas que nos parecen peores. Una de las fases que dejamos atrás bastante pronto es esa etapa inicial del enamoramiento, en la que las cosquillas en el estómago no nos dejan casi ni pensar en otra cosa.

  Cuando las mariposas vuelan, dejan tras ellas una enorme duda: ¿me he desenamorado? ¿Es éste el final de mi relación? Y hay una respuesta a esta pregunta: depende de lo que busques, de lo que quieras. De lo que sientas.

  Las personas que buscan permanentemente esta sensación se ven envueltas en un hábito de rupturas cada dos años, en cuanto el enamoramiento llega a su fin. La cuestión es si de verdad esas relaciones habían llegado a su fin o simplemente llegó el miedo a no sentir algo tan bonito todo el tiempo. Pero hoy escribo para recordaros que superar esa etapa también merece la pena.

  Porque cuando las mariposas se van, se quedan las huellas del polen que llevaban en las patas: el origen de la relación, el proceso de conocerse y los recuerdos impregnados con revoloteo.
  Cuando las mariposas se van, llegan el compromiso y los planes a largo plazo, las cosas que podemos compartir y disfrutar ya no solo con corazón sino también con cabeza.
  Cuando las mariposas se van, dejan mucho espacio libre para sentir otras cosas y para albergar otras sensaciones.

  Y lo mejor de todo es que aunque se hayan ido, se saben el camino de vuelta. Aunque ya no vivan miles de mariposas constantemente en nuestro estómago, podrá volver el revoloteo de una sola de vez en cuando para recordarnos de qué nos estamos enamorando cada día.

  Ten cuidado de no perderte otras pequeñas cosas pensando solo en un gran gesto hecho por un grupo de mariposas: una sola sigue teniendo la capacidad de hacernos cosquillas en la sonrisa y querer todos los días.

“Para mi próximo truco necesito que me beses y haré aparecer mágicamente mariposas en tu estómago.”
Pablo Neruda (194-1973), poeta chileno

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