lunes, 20 de julio de 2015

Guardando juntos un secreto

  Un secreto es secreto siempre y cuando sea información reservada u oculta. Podemos guardar un secreto solos o con alguien, pero lo importante es... ¿para qué guardamos un secreto?

  La doctora y especialista en familia Imber-Black recogió una clasificación de los secretos según su propósito, su duración y su resultado. Entre ellos, hablaba de los secretos placenteros (como los regalos o las sorpresas) y los secretos esenciales. Éstos, son más duraderos que un plan que pretende sorprender, nos ayudan a desarrollarnos y promueven los límites que debe tener una relación.

  Estos secretos esenciales, en parte consisten en tener un vocabulario privado dentro de la familia, como veíamos en un post anterior. Pero además, compartir secretos con el cónyuge aumenta el sentimiento de intimidad.

 
A lo largo de los posts, lo que más subrayamos es ese espacio que se crea en una pareja, como si se creara un tercero, que es del que hablamos. Guardar juntos un secreto se convierte en un objetivo o una meta en común, en algo compartido a tener en cuenta a la hora de hacer otras cosas o de relacionarse con otros. Los secretos que compartimos nos acercan, nos hacen sentir que nadie más conoce a la otra persona como uno mismo y eso es esencial para el bienestar en la pareja, ya que se hace en pos del sano desarrollo de la relación que intentamos hacer crecer y evolucionar.

  Por eso es bueno tener secretos con nuestra pareja, porque se trata de una persona y una relación especial que requiere que haya cosas especiales. Es en estas pequeñas cosas en las que le demostramos a nuestra pareja que es diferente a otros y que hay cosas que comparto con él o ella.

  Os propongo hoy que penséis en los secretos que guardáis juntos: quizá tenga algo que ver con las familias políticas (sé que no te llevas muy bien con alguno, pero juntos intentamos que no se convierta en un serio conflicto); puede que vuestro secreto tenga más que ver con una afición en común o con algo que hagáis juntos sin que nadie lo sepa; hay muchos secretos alrededor de la sexualidad: los gustos, lo que hemos llegado a hacer, lo que compartimos...; y recuerdos o experiencias que solo he compartido con mi pareja porque necesito que no se sepa a la vez que necesito consejo, apoyo o comprensión de alguien.

  Pero no se nos puede olvidar, que también tendremos secretos esenciales propios, que serán los que nos hagan crecer personalmente y que nos empoderan: yo decido qué y con quién compartir, de manera que, mientras no se trate de un secreto nocivo (por el cual estemos en peligro yo u otra persona), tengo un reservado también para mí, para evolucionar y crecer yo mismo.

  Aprovechad ese espacio privado para crecer juntos e individualmente.


“Un secreto compartido es una complicidad enlazante.”
Anónimo

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