Sin embargo, con la llegada del primer hijo, no solo somos
padres primerizos: somos pareja primeriza. Porque de pronto, ya no hay un único
protagonista en la vida y la familia que estoy construyendo. Es un momento en
que todo lo conocido se vuelve desconocido, aparecen nuevas situaciones que
tenemos que aprender a controlar, descubrimos virtudes y defectos en el otro y
su forma de interactuar con el bebé, tenemos menos y compartimos con uno más.
El cambio está asegurado. Pero la pareja tiene que encontrar la manera de
sobrevivir.
Por supuesto que al principio nos debemos centrar en el
pequeño bebé que revoluciona (y mejora) nuestro hogar y nuestras vidas, pero
poco a poco tenemos que ir recuperando la normalidad en la pareja. Es como si
de repente, con la venida del peque, volcáramos
todo nuestro amor, nuestro tiempo y nuestro cariño en él; con el paso del
tiempo, debemos ir entendiendo que no es incompatible el amor hacia uno y otro,
sino que se puede querer mucho a muchos. Y eso es algo que tenemos que aprender
a base de compartir.
El primer paso será acercar posturas en lo que a la crianza
se refiere (hablamos hoy de ello también en http://blog.gadepsi.com/2015/06/aprender-a-ser-padres-siendo-equipo/), pero hay otras cosas en las
que acercarnos. Una de ellas, el tiempo dedicado a la pareja. Nuestra relación
sigue siendo algo que hay que cuidar, que hay que trabajarse cada día: mediante
guiños, pequeños ratitos de conversación que no giren solo en torno al bebé,
compartiendo tiempo libre (llegará el momento en que pudiendo dejar al pequeñín
o a la pequeñina con alguien más, en quien confiemos y nos dé cierta libertad),
teniendo momentos de intimidad y de privacidad, manteniendo “nuestros momentos”
(celebraciones o ese día al mes que tenemos una cita en nuestro restaurante
favorito, por ejemplo) y, llegado el momento, recuperando la pasión.
El sexo tras la llegada de los hijos es un gran temor en las
parejas primerizas. Para empezar, tenemos la recuperación física de la mujer
después del parto o de la cesárea (la temida cuarentena), en que no va a ser
algo que se pueda o apetezca hacer. Y luego le sumamos buscar el momento, que
podamos despertar al bebé, que el bebé nos pueda interrumpir a nosotros… Puede
resultar muy frustrante al principio encontrarnos con estos nuevos obstáculos,
pero tendremos que buscar la solución y dar rienda suelta a la imaginación (que
en el sexo nunca sobra).
Así que, tranquilidad y paciencia. Solo necesitamos tiempo
para pasar del te quiero exclusivo a
nuestra pareja a un “os quiero”, conservando siempre pequeñas
parcelas para cada uno. Porque cuanto mejor se encuentre la pareja, mejor base seremos para el hogar y la familia.
“Solo dos legados duraderos podemos dejarles a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas.”Hodding Carter (1907-1972), periodista americano
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